CADENCIAS
Cuando niño se subía al cerezo plantado por su abuelo. Le gustaba sentir el viento en su rostro, ser mecido de un lado a otro y ver por encima de los techos la cordillera. Ahora sólo añora el momento de subir a otro árbol antes que los gusanos lo estremezcan.
lunes, junio 23, 2014
163
Que las llamas consuman tu trazo
encierre toda sombra
movimientos
y otoños
Que el humeante cuervo
destroce tus párpados
y el pedernal a la carne.
Finalmente,
la explosión extirpará tu día
el ocaso
las luciérnagas
la noche arrancará su boca
y en silencio llorará
jueves, abril 15, 2010
Dentro de un Zapato
Dentro de un Zapato
Se aletargarán sus sueños,
se dispersan las aventuras,
en un entorno inmutable
y los químicos en su cuerpo
de día.
De noche,
se sumerge bajo las tapas
con una luz entre sus manos,
jugando a ser marinero
o cosmonauta dentro de un zapato.
Enciende y apaga el interruptor
y ahora es un faro
que guía a barcos a puerto de piratas.
Si la luz definitivamente se aleja,
y la oscuridad se apropia de los recovecos,
tranquilamente cierra sus ojos
mientras el suelo se desvanece,
hasta la otra noche.
Se aletargarán sus sueños,
se dispersan las aventuras,
en un entorno inmutable
y los químicos en su cuerpo
de día.
De noche,
se sumerge bajo las tapas
con una luz entre sus manos,
jugando a ser marinero
o cosmonauta dentro de un zapato.
Enciende y apaga el interruptor
y ahora es un faro
que guía a barcos a puerto de piratas.
Si la luz definitivamente se aleja,
y la oscuridad se apropia de los recovecos,
tranquilamente cierra sus ojos
mientras el suelo se desvanece,
hasta la otra noche.
lunes, marzo 29, 2010
QUÉ FIN TIENE
Qué fin tiene.
En la librería
comenzaste a imaginar la cantidad de libros
que en los estantes duermen.
100, 350, 1457 y mas.
Y has dicho,
tantos duermen… qué fin tiene que nazca otro.
Al salir de la librería caminas con la
convicción que escribes para ti,
para tu otro yo,
y uno que otro pájaro.
En la librería
comenzaste a imaginar la cantidad de libros
que en los estantes duermen.
100, 350, 1457 y mas.
Y has dicho,
tantos duermen… qué fin tiene que nazca otro.
Al salir de la librería caminas con la
convicción que escribes para ti,
para tu otro yo,
y uno que otro pájaro.
jueves, febrero 18, 2010
Patético
Patético
Nada mas triste
que un parque de diversiones
con sus luces apagadas
y sus juegos mecánicos sin funcionar.
Nada mas angustiante
que estar en un ascensor,
que baja lenta y penosamente
mientras el crujido es constantes.
Y nada mas patético
que volver y volver a ti
a sabiendas que ya
otros labios te cubren.
Nada mas triste
que un parque de diversiones
con sus luces apagadas
y sus juegos mecánicos sin funcionar.
Nada mas angustiante
que estar en un ascensor,
que baja lenta y penosamente
mientras el crujido es constantes.
Y nada mas patético
que volver y volver a ti
a sabiendas que ya
otros labios te cubren.
jueves, febrero 04, 2010
DESNUDO
Desnudo
En tus últimos días
cerraran tus ojos, te arreglaran el pelo
y sin que lo notes,
vestirán tu cuerpo desnudo
con años en pudor.
Finalmente,
otras manos esparcirán tus cenizas en el océano,
océano que alguna vez nos unió.
En tus últimos días
cerraran tus ojos, te arreglaran el pelo
y sin que lo notes,
vestirán tu cuerpo desnudo
con años en pudor.
Finalmente,
otras manos esparcirán tus cenizas en el océano,
océano que alguna vez nos unió.
martes, abril 14, 2009
Néctar Andina
Néctar Andina
Mi abuelo me sentaba
en una pequeña mesa,
mesas apoyada a una pared,
pared amarillenta por el tiempo,
tiempo que ahora colorea mis dientes y mi pelo.
Y él, con el codo en la cubierta del mesón,
me miraba y sonría;
conversaba con quién sabe uno
y se zampaba un pipeño.
Días como este,
lunes o sábado,
y un Néctar de Damasco
que abre la memoria.
Con un Néctar Andina
acompañaba a mi abuelo
en el Puerto Natales.
Entre cortos y cañas,
entre vinos derramados por el suelo,
vinos que brincaban de los vasos
por temblorosas manos,
por carcajadas de un sábado
o por un lunes como este.
Mi abuelo me sentaba
en una pequeña mesa,
mesas apoyada a una pared,
pared amarillenta por el tiempo,
tiempo que ahora colorea mis dientes y mi pelo.
Y él, con el codo en la cubierta del mesón,
me miraba y sonría;
conversaba con quién sabe uno
y se zampaba un pipeño.
Días como este,
lunes o sábado,
y un Néctar de Damasco
que abre la memoria.
Con un Néctar Andina
acompañaba a mi abuelo
en el Puerto Natales.
Entre cortos y cañas,
entre vinos derramados por el suelo,
vinos que brincaban de los vasos
por temblorosas manos,
por carcajadas de un sábado
o por un lunes como este.
miércoles, septiembre 17, 2008
Chocolate
Se esconden las palabras cuando te miro,
alta,
perenne,
con tu traje insignificante
y tu escote que recolecta miradas
de vivos y de muertos.
Se alejan los minutos
mientras vas de un lugar a otro,
de una voz
a otra voz
y de una moneda
a la otra.
Cuando al fin me saludas
con un frío beso
beso muerto.
Por unos míseros segundos
desaparecen los edificios,
los trenes,
los rostros,
en cada ángulo
en cada arenal.
alta,
perenne,
con tu traje insignificante
y tu escote que recolecta miradas
de vivos y de muertos.
Se alejan los minutos
mientras vas de un lugar a otro,
de una voz
a otra voz
y de una moneda
a la otra.
Cuando al fin me saludas
con un frío beso
beso muerto.
Por unos míseros segundos
desaparecen los edificios,
los trenes,
los rostros,
en cada ángulo
en cada arenal.
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