martes, octubre 16, 2007

Llamado de la tierra



al pensar en mi muerte lloré,

por lo que fui y lo que soy,


por los que me lloran y los que no,

con una tristeza seca,

de paso entre días,

con la tierra tocándose el pecho

anunciando que esta a la vuelta,

a la vuelta de la arena,

arena que es interrumpida por el mar.

jueves, julio 26, 2007

Reality boy

Reality boy

…tantos realitys…,

tantos años tratando de ser ciudadano,

tantas veces me han deseado paz y felicidad que nunca llega

tanto taco que se cree gringa

y son unas putas mestizas,

tantos “Pubs” cerrados a media noche

y meadas en plazas solitarias sin perros callejeros.

tanto progreso de algunos,

como algunos leerán mis malditas palabras,

tantos tags que surca los culos,

tantas veces arranqué hasta desgastar los ojos,

tanto sanguijuela con trajes limpios,

tanta gente en la micro manoseándome y yo sin bañarme,

tantos que esperan a la muerte y ésta no les abre la puerta,

tantas ocasiones para ver al Chapulín y no lo hecho.

tanto ruido en las entrañas que no dejan dormir,

tantas veces he lanzado balbuceos con estos símbolos,

tantos días que amanecen sin ser necesario,

y tantas otras cosas más que no digo por tantas.

viernes, julio 06, 2007

Los hombres no lloran

Los hombres no lloran me decía mi viejo,
cuando sólo era una migaja de huesos y sueños,
cuando el juego era la vida y la vida no dolía.

Pero ahora lo confieso, mi viejo lindo,
lo confieso.
Lloré hasta inundar las paredes con un llanto áspero,
lloré hasta encorvar el cielo y humedecer mis pasos,
lloré de llorar con la esperanza de apaciguar
las marejadas que aún se entrelazan en mis huellas.

jueves, junio 07, 2007

Señores de la calle

y además, están ahí,
plácidos en las manos mansas de sus tintos,
bajo aturdidas miradas que se descuelgan,
acurrucándose uno al lado del otro,
semejan serpientes que han realizado su acto,
a ríos que han bebido del trapecio.

No les importa que fémures y talones ronden por su lecho de adoquines.
Sus sueños no se espantan con los motores que bufan.
Están perdidos en otro mundo,
en otras sombras.

Saben que su partida está a la vuelta de unos pipeños,
por eso escupen el reloj y el jornal,
por eso beben el día y la noche hasta trocarse la lengua.

Ahora sólo duermen.
No preocupándoles si se tomaron hasta el alma o lo que quedaba de ella.
No interesándoles si la baba que chorrea desgarra los estómagos tersos.
No importándoles si sus pedos se cuelan perdidos por la acera.

Se saben, y lo saben bien,
que pueden hacer cuanta cosa en sus dominios.
Al fin y al cabo,
son los señores de estas calles.

lunes, mayo 14, 2007

Niño en la copa de un árbol

Se para el niño en sus manos.
Un adulto camina sin mirar los rostros hundidos en la acera.
Los árboles observan al niño.
Un adulto camina sin mirar los rostros hundidos.
Sube el niño a la copa del árbol igual que un verano.
Un adulto camina sin mirar los rostros.
A otros mundos viaja el niño.
Un adulto camina sin mirar.
Trata el niño de indagar lo que hay más allá del azul.
Un adulto camina.
El niño sonríe.
Un adulto.
El niño se balancea en su árbol hasta el anochecer,
desconoce
que alguien camina sin mirar los rostros

hundidos en la acera.

de: Jorge G.

jueves, mayo 10, 2007

Blanca Varela gana premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana


La poeta peruana Blanca Varela, una de las voces más relevantes de la poesía latinoamericana contemporánea, obtuvo hoy el prestigioso premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
El galardón, dotado con 56.800 dólares, reconoce la obra de un autor vivo que "por su valor literario constituye una aportación relevante al patrimonio cultural común iberoamericano y de España".
La concesión de este galardón coincide hoy con la entrega, en la sureña ciudad de Granada, del Premio Lorca de Poesía a la autora peruana, que no puede estar presente en la ceremonia por motivos de salud.
El premio Reina Sofía, con el que han sido distinguidos relevantes poetas latinoamericanos, es convocado anualmente por Patrimonio Nacional y la Universidad española de Salamanca.
En esta edición el jurado estuvo integrado por el poeta español Antonio Gamoneda, ganador de la pasada edición del galardón y Premio Cervantes 2006; el Premio Nobel de Literatura José Saramago; y el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, entre otras personalidades.
Blanca Varela es definida como "una gran figura de la poesía peruana que entre los años 50 y 80 cohesionó todo lo que se entendía por ser poeta y mujer".
Su obra poética recogida en el volumen Donde todo termina abre las alas se compone de media docena de libros, desde Ese puerto existe, Luz del día, Valses y otras confesiones o Canto villano.
Blanca Varela ha reconocido que su obra no hubiera sido la misma sin la ayuda del poeta y ensayista mexicano Octavio Paz, a quien conoció en París.
Varela es autora de una de las obras poéticas más valoradas de la poesía latinoamericana del siglo XX, perteneciente a la generación de los grandes poetas peruanos de los años 50.
Una autora que se alimentó de las corrientes surrealistas en la posguerra, época en la que se instaló en París y donde conoció a otros escritores como Jean Paul Sartre o Simone de Beauvoir.
EFE

POÉMAS



PUERTO SUPE


Está mi infancia en esta costa,

bajo el cielo tan alto,

cielo como ninguno, cielo, sombra veloz,

nubes de espanto, oscuro torbellino de alas,

azules casas en el horizonte.


Junto a la gran morada sin ventanas,

junto a las vacas ciegas,

junto al turbio licor y al pájaro carnívoro.


¡Oh, mar de todos los días,

mar montaña,

boca lluviosa de la costa fría!


Allí destruyo con brillantes piedras

la casa de mis padres,

allí destruyo la jaula de las aves pequeñas,

destapo las botellas y un humo negro escapa

y tiñe tiernamente el aire y sus jardines.


Están mis horas junto al río seco,

entre el polvo y sus hojas palpitantes,

en los ojos ardientes de esta tierra

adonde lanza el mar su blanco dardo.

Una sola estación, un mismo tiempo

de chorreantes dedos y aliento de pescado.

Toda una larga noche entre la arena.


Amo la costa, ese espejo muerto

en donde el aire gira como loco,

esa ola de fuego que arrasa corredores,

círculos de sombra y cristales perfectos.


Aquí en la costa escalo un negro pozo,

voy de la noche hacia la noche honda,

voy hacia el viento que recorre ciego

pupilas luminosas y vacías,

o habito el interior de un fruto muerto,

esa asfixiante seda, ese pesado espacio

poblado de agua y pálidas corolas.

En esta costa soy el que despierta

entre el follaje de alas pardas,

el que ocupa esa rama vacía,

el que no quiere ver la noche.


Aquí en la costa tengo raíces,

manos imperfectas,

un lecho ardiente en donde lloro a solas.


(De Ese puerto existe)


HISTORIA


puedes contarme cualquier cosa

creer no es importante

lo que importa es que al aire mueva tus labios

o que tus labios muevan el aire

que fabules tu historia tu cuerpo

a toda hora sin tregua

como una llama que a nada se parece

sino a una llama


(De Valses y otras falsas confesiones)


FÚTBOL


A Vicente y Lorenzo


juega con la tierra

como con una pelota


báilala,

estréllala,

reviéntala


no es sino eso la tierra


tú en el jardín

mi guardavalla mi espantapájaros

mi atila mi niño


la tierra entre tus pies

gira como nunca

prodigiosamente bella


(De Valses y otras falsas confesiones)


TERNERA ACOSADA POR TÁBANOS


podría describirla

¿tenía nariz ojos boca oídos?

¿tenía pies cabeza?

¿tenía extremidades?


sólo recuerdo al animal más tierno

llevando a cuestas

como otra piel

aquel halo de sucia luz


voraces aladas

sedientas bestezuelas

infamantes ángeles zumbadores

la perseguían


era la tierra ajena y la carne de nadie


tras la legaña

me deslumbró el milagro mortecino

la víspera el instinto la mirada

el sol nonato


¿era una niña un animal una idea?


ah señor qué horrible dolor en los ojos

qué agua amarga en la boca

de aquel intolerable mediodía

en que más rápida más lenta

más antigua y oscura que la muerte

a mi lado

coronada de moscas

pasó la vida.


(De Ejercicios materiales)


ESTA MAÑANA SOY OTRA


esta mañana soy otra

toda la noche

el viento me dio alas

para caer


la sin sombra

la muerte

como una mala madre

me tocó bajo los ojos


entonces dividida

dando tumbos

de lo oscuro a lo oscuro

giré recién llegada

a la luz de esta línea


en pleno abismo

abriéndose

y cerrándose la línea


sin música

pero llamando

sin voz

pero llamando

sin palabras

llamando


(De Concierto animal)


CANTO VILLANO


y de pronto la vida

en mi plato de pobre

un magro trozo de celeste cerdo

aquí en mi plato


observarme

observarte

o matar una mosca sin malicia

aniquilar la luz

o hacerla


hacerla

como quien abre los ojos y elige

un cielo rebosante

en el plato vacío


rubens cebollas

lágrimas

más rubens más cebollas

más lágrimas


tantas historias

negros indigeribles milagros

y la estrella de oriente


emparedada

y el hueso del amor

tan roído y tan duro

brillando en otro plato


este hambre propio

existe

es la gana del alma

que es el cuerpo


es la rosa de grasa

que envejece

en su cielo de carne


mea culpa ojo turbio

mea culpa negro bocado

mea culpa divina náusea


no hay otro aquí

en este plato vacío

sino yo

devorando mis ojos

y los tuyos.


(De Canto villano)

martes, mayo 08, 2007

TIEMPO

Antes que llegue el momento
de ir a tierra y que los gusanos
nos disfruten,
todo tiene su tiempo.

Hay un tiempo para plantar
algunas matas de cogollo y uno para cosechar
de los negocios sucios.
Un tiempo para matar
al vecino,
a tu compañero,
al párroco,
y otro para reír
hasta que te cagues.
Un tiempo y otro para estar
de luto por un tiempo,
y uno para despedirse
antes que te pidan cuenta de todo.
Un tiempo para disfrazarse
de lo que nunca seremos,
y otro para odiar al mundo
por no atropearrullarnos.
Un tiempo para la guerra
violando a cuanto sombra se cruce,
y uno para la paz
ocultando a nuestros violados.
Hay un tiempo para nacer
con la fuerza de un erupción,
y otro tiempo para agonizar
como perro callejero
despedazado por las calles,
antes que llegue el día
de toda las sombras.

miércoles, mayo 02, 2007

ENTREVISTA INÉDITA AL POETA PERUANO JOSÉ WATANABE EL GUARDIÁN DEL HIELO (Revista Libros del Mercurio del 29-04-2007)




Con la muerte de Watanabe desaparece un autor fundamental de la generación a la que también pertenecen Antonio Cisneros y Rodolfo Hinostroza. Su padre japonés y la añorada infancia en una hacienda azucarera marcaron su obra literaria, enraizada en la poesía de César Vallejo.

Por: BENJAMÍN LABATUT
"Nací en el norte del Perú, a quinientos kilómetros de Lima, en una hacienda azucarera con nombre del Lejano Oeste: Laredo. Era uno de los grandes enclaves azucareros del país, cerca de Trujillo. Ahí llegó mi padre como inmigrante japonés, conoció a mi madre y empezamos a nacer los once hijos. Yo fui el quinto".


En la medianoche del miércoles 25 de abril, el poeta peruano José Watanabe murió de cáncer a la garganta, a los 61 años de edad. Autor de La piedra alada, Álbum de familia, Historia Natural y la antología El Guardián del Hielo, Watanabe fue parte fundamental de la generación de poetas peruanos que incluye a Antonio Cisneros, Abelardo Sánchez León y Rodolfo Hinostroza. En su poesía cultivó un estilo directo, cargado de nostalgia, cuyas raíces se encuentran en su afinidad con Vallejo y en una biografía marcada por su doble herencia japonesa y serrana. En esta entrevista inédita, el poeta repasa su vida y obra.

- Tu padre tuvo una gran influencia en tu vida. ¿Cómo lo recuerdas?

- Mi padre llegó a Perú de forma aventurera. Imagínate, un japonés en una hacienda azucarera. Tenía otras costumbres. Para empezar, no era expansivo. En ese sentido respondía al estereotipo del japonés; él nunca me acarició, ni a mí ni a mis hermanos, aunque nos quería incondicionalmente. Nunca nos reprimió, simplemente nos enseñó que hay un cierto sentido de pudor, hasta de elegancia si quieres, en no ser demasiado aspaventoso. Además de eso, tenía comportamientos extraños: iba al campo y recogía piedras y maderas erosionadas por el río. Mis propios amigos le traían alguna cosa bonita que encontraban tirada en el campo y se la vendían. Mi padre pasaba por tonto porque se las compraba. Ahora entiendo que encontraba la belleza y la recogía, pero en ese momento yo me avergonzaba. Pero también tenía un espíritu muy poco japonés, en el sentido de que era un inútil para los negocios.

- ¿Y qué aprendiste de tu madre?

- Ella era una mujer muy estoica, también refrenada, con un carácter serrano. Yo le admiraba mucho ese ánimo. Cuando yo era pequeño padecimos muchas carencias económicas, y mi madre llevó adelante la casa con mucha dignidad. No era muy culta en el sentido educacional, pero terminó siendo una depositaria de sabiduría popular. Hay una de sus frases típicas que metí en un poema: cuando uno venía a quejarse con ella, te decía: "Tienes que aprender que la olla de barro en el fuego se hace más dura". Su apellido es Varas, muy chileno además.

- ¿Cómo recuerdas tu infancia?

- Yo fui muy feliz en Laredo, al margen de la modestia con que vivíamos. Tenía el campo, mi casa tenía como patio el campo mismo. No había peligro, ni riesgos. Creo que siempre escribo por nostalgia. Siempre estoy añorando mi infancia, el pueblo que quedó atrás, como Vallejo, que le escribía poemas a su madre estando en París.

- Pero luego tu padre se ganó la lotería...

- Mi padre fue a la capital del departamento, a Trujillo, un niño le vendió un billete de lotería, y se sacó el premio mayor. Yo tenía 12 años. Me acuerdo que ese día llegó y nos reunió, alrededor de la mesa iluminada por una lámpara de queroseno, y nos dijo: 'Vamos a irnos a vivir a la capital'. Cuando le preguntamos por qué, nos dijo que nos habíamos sacado la lotería. Era mucho dinero, como medio millón de dólares, pero él lo dijo así, como si estuviera anunciando algo común y corriente. Cuando llegamos a mi casa nueva, lo que más me impresionó fueron los artefactos. Una licuadora, cocina eléctrica, horno a gas, radio, todo era un poco extraño, tanto artefacto.

- ¿Cómo empezó tu vocación de poeta?

- Yo me encerraba en el corral de Laredo a modelar figuras de barro, con arcilla que recogía del río. Mi padre me traducía haikus ahí, en el gallinero. Pero yo empecé a sentir cierta vocación más consciente cuando murió mi padre, de cáncer al estómago. Yo tenía 17 años. Al mes siguiente mi primera enamorada tuvo una trombosis coronaria y falleció. Creo que ahí apareció la vocación de escribir.

- ¿Qué otras cosas fueron "endureciendo el barro"?

- El país mismo. El Perú es un lugar difícil, contradictorio. Yo creo que todo arte - creo que lo dijo Camus- es aquel que expresa la realidad y al mismo tiempo la rechaza. No puede haber un arte de aceptación. Yo creo que mi propio país estimula mi poesía. He estado afuera un montón de veces, pero no puedo dejarlo. Es extraño, porque no tengo un amor ideal hacia el país, sino que extraño sus contradicciones. Otra de las cosas complicadas es que soy noctámbulo. Eso ha afectado mucho mi estilo de vida. Yo siempre quise tener un amigo que esté despierto a las 3 de la mañana para llamarlo. Los que están deprimidos me llaman porque saben que soy el único despierto. De niño sentía una especie de desolación cuando me despertaba a las 3 de la mañana y empezaba a escuchar todos los ruidos de la fábrica: los trenes que salen a las cuatro de la mañana, los obreros que se lavan la boca en la calle. En la secundaria muchas veces ocupaba el primer lugar en el colegio porque como no tenía qué hacer de noche, estudiaba, leía.

- ¿Has dejado de escribir en algún minuto?

- Nunca he renunciado a la escritura, pero dejé de publicar 18 años después de mi primer libro, con el que gané el concurso "Joven Poeta del Perú". Luego vino El huso de la palabra. Hasta ahora siento un remanente de pudor si alguien me presenta como poeta. Cuando escribo poemas soy muy exigente. Corrijo incesantemente, aunque sea una o dos palabras. Esas palabras tienen que estar afiladas, estilísticamente bien puestas sin que se pierda el ímpetu inicial.


- ¿Qué importancia tiene el refrenamiento en tu poesía?

- En nuestra cultura occidental nos angustia el caos, nos angustia el absurdo. Tomar distancia nos angustia. Ver cómo el mundo fluye con sus contradicciones, y asumirlo así, con una mirada de alguna manera distanciada. Creo que ordenar el caos es un trabajo de lucidez. Y eso es lo único que nos justifica como seres humanos. No podemos solazarnos en el caos. El caos destruye. Ordenar el caos es una forma de supervivencia, es buscar sentido.

ANTOLOGIA en:

viernes, abril 27, 2007

Ascensor

Escarbo
en tu ombligo de carbón oxidado
desgastando
mis dedos hasta las coyunturas,
hundiéndome
en tus fauces; esas que trituran
un día frío al rasguñar
la espalda.
Y viajó
por tu intestino liso
en una camilla vertical; empapándome
de los ácidos y líquidos
que semejan un embrujo paralelo,
llenándome
de insectos el vientre.

Eres el insaciable Leviatán,
exprimes
las almas como lavandera que estruja
la ropa,
y no satisfecho
de las aflicciones que inflinges,
los vomitas
de piso en piso;
ahí terminarán
revolcándose en su noche.

viernes, abril 13, 2007

Guillermo Meléndez en Chile

Guillermo Meléndez (a la izquierda) nació en Galeana, N. L., el 25 de junio de 1947. Es licenciado en derecho por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Autor de Perdido mas no tan loco (cuadernos El moro, Monterrey, 1979), Jacinto enloquecido ( STUANL, Monterrey, 1985), “Cifra incierta” (en el colectivo Estrategias de la nostalgia, UNAM, México, D. F., 1989), Astillas de arce (Escuela Normal Miguel F. Martínez, Monterrey, 1989), Diario del Sillayama (ayuntamiento de Guadalupe, N. L., 1993), La penúltima piel (Ediciones del azar, Chihuahua, 1994), Inmundi (ediciones Toque, Guadalajara, Jalisco, 1995), Memorias del aljibe (Libros de la mancuspia, Monterrey, 1998) y Ciudad del náufrago (Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 2002).

JORNADA DEL PERDEDOR

I
Rueda el par de dados,
traen el tres
y se llevan mi apuesta
como simún arrasador,
como el que roba pobres
para armar la parranda
con zánganos reunidos al azar.
Desafortunado en el juego,
afortunado en amores,
me dice un compañero
que conoce bien
la cornamenta floja,
la fatiga carnal que llevó a las disputas
provocadas por el carcaj
del que incendia el corazón.
Le digo la hora.
Da gracias y se pierde.
Quise evitarla
antes de que me hablara
creyéndola mendiga.

El crisantemo:
una copa en mi mano
llena de lluvia
que se desborda y cae
en mis labios resecos.

La golondrina
escribe un telegrama,
lo envía Sin-Ichi.
En el cielo de junio leo:
“la tristeza nos une”.

La lagartija
es dragón, la boñiga
tarta de queso
para el escarabajo
que vive en el pesebre.
TERCERO

De una fiesta de quince años traje
este pedazo de pastel; el que lo rechazó,
al morderlo, encontró un pelo del pubis.
Al sentirlo en la punta de la lengua,
lo sacó de inmediato, se enjuagó con brandy
y con un gesto de asco dijo a su esposa:
vieja, vamos a bailar, en el momento
en que los músicos interpretaban el Mambo número 8.
Mientras notaba que su mujer había perdido agilidad
en hombros y caderas y que el conjunto
destruía infamemente la inspiración de Pérez Prado,
imaginó la escena de la panadería
donde el pastel del quinceaños se produjo.
Las cucarachas recorrían confiadas las láminas de hornear,
el gato dormía en la canasta del repartidor
y en la radio se escuchaba El rey de mil coronas.
El panadero fue al patio a desaguar
––después de sacudirlo guardó el pájaro,
cerró su bragueta, y sin lavarse las manos,
cantando a dúo con Lalo Mora, regresó a laborar.
Y así continuó, cantando y trabajando,
haciendo dueto con los artistas de una emisora
que transmitía toda la noche, así hasta colocar
una muñeca vestida de rosa en la cima del pastel,
sin percatarse que dejaba como sello de su creación
un rizado y grueso pelo de su pubis pelechador.

jueves, marzo 29, 2007

Dónde están los Vergara Toledo

Cada piedra que despunta el aire
es como un sable recorriendo a un cerdo,
quejumbrosa voz hastiada por engaños
de cortesanos y dragones;
Sólo sus suelas se avergüenzan
por alimentarnos de promesas,
de esas que son de barro,
esas que nunca llegan a alguna estación,
de esas que nos ahogan en los vertederos.

¿Dónde están los Vergara Toledo que residen
en las células de esta tribu?
Pondré un aviso buscándolos:
“Se busca a hermanos con espíritu indómito,
Hábiles con el fusil y los sueños,
que sepan revivir,
(por sangre o letra)
a este pueblo enfermo y mudo.”

Vamos,
Levantemos pancartas,
Levantemos los llantos por las murallas,
Levantemos las manos de piedras,
Levantemos las molotov
y de una vez,
seamos fieles
a lo que dictan nuestras arterias.

jueves, marzo 22, 2007

No es que haya muerto

No es que haya muerto,
pero es como si lo fuera.
Muerto de mis pies,
no avanzan,
sólo buscan charlar con sombras.
Muerto de los brazos,
lánguidos,
pesados; creo que están en huelga
porque no han abrazado a una mujer.
Muerto de mis entrañas,
es de ahí donde sale todo el dolor.
Mi pelo está muerto,
día a día se suicida
descascarándose y cayéndose como el otoño.
Muerte de mi pecho,
como el reflejo en los ojos de un maniquí
como palabra que se perdió en el tiempo
y por perdida,
ya no se usa.

viernes, febrero 09, 2007

Magia a cada instante.

Cómo lo harán los gringos,
en las películas
no hay hueso que interrumpa.
Tendrán departamentos de encuentro furtivos,
de esos que acá están repleto
en horario de almuerzo
o los viernes en la tarde.
de esos donde se respiran sueños
como en Disney.
de esos que al terminar las 3 horas
mágicamente todo se trasforma;
donde había princesa y princeso,
Ahora hay jefe y secretaria
técnico y telefonista
enfermera y doctor
párroco y sacristán.

Cómo lo harán los gringos,
porque acá
hay magia a cada instante.

martes, enero 16, 2007

Incógnita

Qué difícil
es hacer investigación
en mi país.
Dicen que las de setenta
lo tienen calentito,
como las gitanillas
y las chechenias.
Ante esta gran incógnita
me veo en la obligación
de investigar
detalladamente
con el fin de espantar
las testeras que me siguen.

viernes, enero 12, 2007

Apremio


Muchas veces me he sentido apremiado
hasta el punto de transpirar,
Es como estar en un baño ajeno sin papel
expulsando toda la humanidad,
toda la muerte, toda la vida y un sin fin de otras cosas más.
En esta situación todo es valido;
el calzoncillo, el calcetín
y hasta una parte de la camisa,
pero el pantalón ni ca…,
es lo que sostiene mis pasos.
Por eso, desde ahora,
cuando esté apremiado,
ya no me preocuparé;
siempre hay algo en que ocultarse