Cuando niño se subía al cerezo plantado por su abuelo. Le gustaba sentir el viento en su rostro, ser mecido de un lado a otro y ver por encima de los techos la cordillera. Ahora sólo añora el momento de subir a otro árbol antes que los gusanos lo estremezcan.
viernes, enero 12, 2007
Apremio
Muchas veces me he sentido apremiado
hasta el punto de transpirar,
Es como estar en un baño ajeno sin papel
expulsando toda la humanidad,
toda la muerte, toda la vida y un sin fin de otras cosas más.
En esta situación todo es valido;
el calzoncillo, el calcetín
y hasta una parte de la camisa,
pero el pantalón ni ca…,
es lo que sostiene mis pasos.
Por eso, desde ahora,
cuando esté apremiado,
ya no me preocuparé;
siempre hay algo en que ocultarse
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