
La poeta peruana Blanca Varela, una de las voces más relevantes de la poesía latinoamericana contemporánea, obtuvo hoy el prestigioso premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
El galardón, dotado con 56.800 dólares, reconoce la obra de un autor vivo que "por su valor literario constituye una aportación relevante al patrimonio cultural común iberoamericano y de España".
La concesión de este galardón coincide hoy con la entrega, en la sureña ciudad de Granada, del Premio Lorca de Poesía a la autora peruana, que no puede estar presente en la ceremonia por motivos de salud.
El premio Reina Sofía, con el que han sido distinguidos relevantes poetas latinoamericanos, es convocado anualmente por Patrimonio Nacional y la Universidad española de Salamanca.
En esta edición el jurado estuvo integrado por el poeta español Antonio Gamoneda, ganador de la pasada edición del galardón y Premio Cervantes 2006; el Premio Nobel de Literatura José Saramago; y el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, entre otras personalidades.
Blanca Varela es definida como "una gran figura de la poesía peruana que entre los años 50 y 80 cohesionó todo lo que se entendía por ser poeta y mujer".
Su obra poética recogida en el volumen Donde todo termina abre las alas se compone de media docena de libros, desde Ese puerto existe, Luz del día, Valses y otras confesiones o Canto villano.
Blanca Varela ha reconocido que su obra no hubiera sido la misma sin la ayuda del poeta y ensayista mexicano Octavio Paz, a quien conoció en París.
Varela es autora de una de las obras poéticas más valoradas de la poesía latinoamericana del siglo XX, perteneciente a la generación de los grandes poetas peruanos de los años 50.
Una autora que se alimentó de las corrientes surrealistas en la posguerra, época en la que se instaló en París y donde conoció a otros escritores como Jean Paul Sartre o Simone de Beauvoir.
EFE
POÉMAS
PUERTO SUPE
Está mi infancia en esta costa,
bajo el cielo tan alto,
cielo como ninguno, cielo, sombra veloz,
nubes de espanto, oscuro torbellino de alas,
azules casas en el horizonte.
Junto a la gran morada sin ventanas,
junto a las vacas ciegas,
junto al turbio licor y al pájaro carnívoro.
¡Oh, mar de todos los días,
mar montaña,
boca lluviosa de la costa fría!
Allí destruyo con brillantes piedras
la casa de mis padres,
allí destruyo la jaula de las aves pequeñas,
destapo las botellas y un humo negro escapa
y tiñe tiernamente el aire y sus jardines.
Están mis horas junto al río seco,
entre el polvo y sus hojas palpitantes,
en los ojos ardientes de esta tierra
adonde lanza el mar su blanco dardo.
Una sola estación, un mismo tiempo
de chorreantes dedos y aliento de pescado.
Toda una larga noche entre la arena.
Amo la costa, ese espejo muerto
en donde el aire gira como loco,
esa ola de fuego que arrasa corredores,
círculos de sombra y cristales perfectos.
Aquí en la costa escalo un negro pozo,
voy de la noche hacia la noche honda,
voy hacia el viento que recorre ciego
pupilas luminosas y vacías,
o habito el interior de un fruto muerto,
esa asfixiante seda, ese pesado espacio
poblado de agua y pálidas corolas.
En esta costa soy el que despierta
entre el follaje de alas pardas,
el que ocupa esa rama vacía,
el que no quiere ver la noche.
Aquí en la costa tengo raíces,
manos imperfectas,
un lecho ardiente en donde lloro a solas.
HISTORIA
puedes contarme cualquier cosa
creer no es importante
lo que importa es que al aire mueva tus labios
o que tus labios muevan el aire
que fabules tu historia tu cuerpo
a toda hora sin tregua
como una llama que a nada se parece
sino a una llama
(De Valses y otras falsas confesiones)
A Vicente y Lorenzo
juega con la tierra
como con una pelota
báilala,
estréllala,
reviéntala
no es sino eso la tierra
tú en el jardín
mi guardavalla mi espantapájaros
mi atila mi niño
la tierra entre tus pies
gira como nunca
prodigiosamente bella
TERNERA ACOSADA POR TÁBANOS
podría describirla
¿tenía nariz ojos boca oídos?
¿tenía pies cabeza?
¿tenía extremidades?
sólo recuerdo al animal más tierno
llevando a cuestas
como otra piel
aquel halo de sucia luz
voraces aladas
sedientas bestezuelas
infamantes ángeles zumbadores
la perseguían
era la tierra ajena y la carne de nadie
tras la legaña
me deslumbró el milagro mortecino
la víspera el instinto la mirada
el sol nonato
¿era una niña un animal una idea?
ah señor qué horrible dolor en los ojos
qué agua amarga en la boca
de aquel intolerable mediodía
en que más rápida más lenta
más antigua y oscura que la muerte
a mi lado
coronada de moscas
pasó la vida.
ESTA MAÑANA SOY OTRA
esta mañana soy otra
toda la noche
el viento me dio alas
para caer
la sin sombra
la muerte
como una mala madre
me tocó bajo los ojos
entonces dividida
dando tumbos
de lo oscuro a lo oscuro
giré recién llegada
a la luz de esta línea
en pleno abismo
abriéndose
y cerrándose la línea
sin música
pero llamando
sin voz
pero llamando
sin palabras
llamando
CANTO VILLANO
y de pronto la vida
en mi plato de pobre
un magro trozo de celeste cerdo
aquí en mi plato
observarme
observarte
o matar una mosca sin malicia
aniquilar la luz
o hacerla
hacerla
como quien abre los ojos y elige
un cielo rebosante
en el plato vacío
rubens cebollas
lágrimas
más rubens más cebollas
más lágrimas
tantas historias
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente
emparedada
y el hueso del amor
tan roído y tan duro
brillando en otro plato
este hambre propio
existe
es la gana del alma
que es el cuerpo
es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne
mea culpa ojo turbio
mea culpa negro bocado
mea culpa divina náusea
no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos.
(De Canto villano)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario